Ya hace casi dos años los canales digitales pasaron súbitamente a tener un papel relevante en las vidas de millones de personas. En solo unos pocos meses, muchos usuarios tuvieron que priorizar las compras por internet, el teletrabajo, la operativa bancaria online, e incluso las comunicaciones con familiares y amigos pasaron a ser eminentemente telemáticas debido al confinamiento.
Todo ello ha provocado cambios significativos en el comportamiento de los consumidores, y por supuesto, nuevos retos para las empresas, como la necesidad de hacer frente a un número mayor de ciberataques cada vez más sofisticados, o gestionar de forma adecuada la identidad digital de los clientes durante todo su ciclo de vida, no solo durante el onboarding inicial.
Con el objetivo de debatir sobre todos estos cambios y tendencias, así como de la mejor forma de afrontarlos, Mitek organizó una nueva edición del Mitek Red Point, un evento donde los asistentes pudieron debatir en directo con expertos de diversos sectores sobre el futuro de la identidad digital y el papel de la biometría en el ciclo de vida del cliente. Os resumimos las principales ideas y conceptos clave del evento.
1. La identidad digital ha pasado a ser un concepto que forma parte de nuestra vida cotidiana. Hoy en día es más importante que nunca que la tecnología permita al usuario identificarse y demostrar quién es de forma fehaciente.
2. La base del concepto de identidad digital en sí también ha cambiado. Un usuario digital ya no es tan solo un número, sino que es un conjunto complejo de atributos que permiten identificarlo de forma inequívoca, como su actividad en redes o las características biométricas.
3. Por otra parte, ha habido un cambio respecto a la gestión de la identidad digital en las empresas. Ya no se trata de una mera funcionalidad que depende de departamentos como IT, sino que implica a todas las áreas de la empresa de forma estratégica.
4. Sigue habiendo una brecha entre legislación y tecnología, la primera no avanza lo suficientemente rápido para dar cobertura a todas las áreas donde afecta la segunda. Se han producido avances en cuanto a protección de la información del usuario, pero se tiene poco o nada en cuenta la experiencia de este a la hora de regular los procesos de pago digitales.
5. Las personas quieren más transparencia y seguridad en la gestión de los datos que proporcionan, quieren saber para qué se van a utilizar, por qué se les solicitan, y qué medidas de seguridad tiene la empresa para protegerlos.
6. A pesar de que es un tema incipiente, se prevé que las inversiones en tecnologías para la descentralización de la información, como blockchain, crezcan hasta un 60% para el 2025. Sin embargo, el reto actual es que los gobiernos vean la descentralización como una oportunidad, y no como una amenaza.
7. La falta de confianza hacia la verificación de la identidad digital sigue siendo un problema generalizado, desde usuarios y empresas hasta gobiernos y administraciones públicas. A menudo el proceso de verificación se percibe más como una molestia que como una necesidad para garantizar la seguridad de los datos o la transacción en si.
8. Es más fácil que un usuario acepte cierta fricción en el proceso de alta o de compra si sabe por qué y para qué se le están pidiendo determinados datos o acciones, como hacerse un selfie. Una cierta fricción da seguridad, pero es esencial equilibrarla bien para que no perjudique la experiencia y se pierdan operaciones, es decir, decidir cuánta fricción aplicamos a cada tipo de proceso u operativa.
9. Sigue siendo esencial educar al usuario respecto a la identidad digital y la compartición de información personal en canales digitales, para que sea corresponsable de la seguridad. Muchas personas continúan sin ser conscientes de los riesgos que implica publicar determinada información en, por ejemplo, redes sociales. Aun así, el uso de canales digitales y los riesgos a los que se exponen varía según la franja de edad (millennials, baby boomers, generación X...).
10. La gente adoptará las nuevas tecnologías, como el blockchain, si tienen estabilidad y les inspiran confianza. Para ello, será clave el papel tanto de gobiernos como de empresas y entidades, que regulen estas tecnologías, hagan un buen uso y sean transparentes con el tratamiento de la información. Es clave entender la tecnología antes de utilizarla y de regularla.
11. Los avances tecnológicos nos permiten mejorar la seguridad digital, pero a la vez también dan paso a fraudes y delitos cada vez más sofisticados, como los deep fakes.
12. La identificación mediante usuario y contraseña es un método actualmente muy poco seguro para validar al usuario. Se requieren tecnologías más avanzadas, como la autenticación de doble factor o la biometría facial o de voz, para identificar de forma inequívoca a la persona que hay al otro lado de la pantalla.
13. Las tecnologías biométricas son y serán clave en la verificación de la identidad digital. De hecho, el 70% de organizaciones consideran que el reconocimiento biométrico es la solución de identificación digital más segura. Entre estas tecnologías, la biometría multimodal, es decir, que combina dos o más factores biométricos en el proceso de verificación, se está perfilando como la opción con más potencial.
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