Retos de la identidad digital en poblaciones poco digitalizadas: ¿cómo superar la brecha?

4-04-2025

 

Hoy, lo digital domina cada vez más nuestra vida diaria. Desde realizar pagos hasta acceder a servicios esenciales, muchas personas se enfrentan a un gran desafío: la falta de habilidades digitales. Seguramente conoces a alguien en esta situación, ya sea un familiar mayor que tiene dificultades para hacer una videollamada o una persona que prefiere evitar la banca online por desconfianza.

Pero la brecha digital no es solo una cuestión de comodidad, sino de inclusión y acceso a derechos básicos en la sociedad actual. Por ello, entender los retos de la identidad digital en poblaciones poco digitalizadas es clave para no dejar a nadie atrás.

Digital inclusion

La brecha digital en la tercera edad

Las personas mayores constituyen uno de los colectivos más afectados por la brecha digital. Según datos del Instituto Nacional de Estadística de 2024, en el grupo de edad de 65 a 74 años el 63,6% había utilizado internet en los últimos tres meses, pero solo el 43,3% lo hacía diariamente, y apenas el 13,5% había realizado compras online durante ese periodo. Entre los mayores de 75 años, estas cifras disminuyen aún más, con un 23,4% que había accedido a internet en los últimos tres meses y solo un 11,9% que lo utilizaba a diario.

Por otra parte, según datos del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI), los servicios online más utilizados por las personas mayores son la mensajería instantánea, llamadas y videollamadas, y lectura de noticias y prensa.

Este dato evidencia que, aunque las personas mayores están cada vez más conectadas, su uso de Internet sigue centrado en la comunicación y la información, mientras que la adopción de servicios financieros digitales como la banca online y las compras sigue siendo limitada. Esto sugiere que la desconfianza, la falta de formación o la percepción de complejidad pueden estar actuando como barreras para su participación en la economía digital.

Como consecuencia, esta desconexión digital dificulta la realización de trámites online como gestiones bancarias, solicitud de citas médicas o realización de compras, y limita su capacidad para verificar su identidad digitalmente, un requisito cada vez más común para acceder a diversos servicios.

Otros segmentos poco digitalizados

Además de la tercera edad, existen otros grupos con una presencia digital limitada. Las personas con bajo nivel educativo suelen enfrentar dificultades para utilizar herramientas digitales, ya que la falta de formación en tecnologías puede generar miedo o rechazo, lo que les impide participar plenamente en la economía digital.

Asimismo, los residentes en zonas rurales también ven restringido su acceso a servicios digitales esenciales debido a deficiencias en la conectividad, ya que en muchos lugares la infraestructura de internet aún es insuficiente.

Por otro lado, existen usuarios que, a pesar de estar familiarizados con internet para actividades de ocio, desconfían de la seguridad de los sistemas de verificación de identidad digital. Esta falta de confianza puede hacer que eviten procesos en línea que requieran autenticación, lo que limita su acceso a servicios financieros y administrativos.

Mercados en países poco digitalizados

En muchos países en vías de desarrollo o con infraestructuras digitales limitadas, el acceso a servicios básicos como la banca digital sigue siendo un gran reto. Según el Banco Mundial, cerca de 1.400 millones de adultos en el mundo no tienen acceso a una cuenta bancaria formal, lo que limita su capacidad para realizar pagos electrónicos o acceder a servicios financieros esenciales.

Existen diversas barreras que dificultan la digitalización en estos mercados. En primer lugar, la falta de infraestructura tecnológica sigue siendo un obstáculo en ciertas regiones, donde la cobertura de internet y la disponibilidad de dispositivos móviles son insuficientes. Además, la baja alfabetización digital dificulta que muchas personas utilicen plataformas online, quedando fuera de servicios básicos como el pago de facturas o la contratación de seguros.

Otro factor importante es la desconfianza en los sistemas digitales, especialmente en países con altos niveles de fraude o corrupción, en los que la población puede mostrarse reticente a compartir datos personales en plataformas digitales.

Finalmente, los costes elevados de acceso a internet y de adquisición de dispositivos modernos representan un obstáculo adicional para las poblaciones más vulnerables.


Estrategias para superar la brecha digital en la verificación de identidad

Para garantizar que la identidad digital sea accesible para todos, es necesario implementar estrategias que reduzcan las barreras existentes y fomenten la confianza en la tecnología.

Adaptar las soluciones a las necesidades específicas de cada grupo es clave para lograr una mayor inclusión. Desde la educación hasta el diseño de plataformas intuitivas, hay múltiples enfoques que pueden facilitar el acceso y uso de la verificación digital para quienes se enfrentan a dificultades.

  1. Diseño de tecnologías accesibles: las interfaces digitales deben ser intuitivas, con diseños adaptados a usuarios con poca experiencia. Opciones como asistentes de voz, pictogramas y menús simplificados pueden hacer que las plataformas sean más fáciles de usar para todos. Tecnologías como la biometría facilitan la identificación y el acceso, al ser no solo más seguras, sino altamente intuitivas.
  2. Asistencia multicanal: no todas las personas pueden o quieren gestionar su identidad digital de manera autónoma. Por ello, es crucial mantener alternativas como la atención telefónica o presencial, permitiendo que aquellos con dificultades tecnológicas sigan accediendo a servicios sin barreras.
  3. Educación y formación personalizada: es fundamental diseñar programas educativos accesibles y adaptados a las necesidades específicas de cada grupo. Además, involucrar a voluntarios o familiares en la enseñanza puede hacer que el proceso sea más efectivo y cercano.
  4. Generación de confianza: muchos usuarios desconfían de la tecnología por miedo a fraudes o por desconocimiento de las formas de protección de datos. Es clave fomentar la educación en ciberseguridad, explicando conceptos como la autenticación multifactor y los certificados digitales de manera clara y sencilla.

¿Cuáles son los próximos pasos?

En resumen, la brecha digital es un desafío significativo que afecta a diversos segmentos de la población, especialmente a las personas mayores y aquellos con limitado acceso o confianza en la tecnología. Superar esta brecha es esencial para garantizar una inclusión plena en la sociedad digital y facilitar procesos como la verificación de identidad digital. A través de iniciativas educativas, diseño accesible y fomento de la confianza, es posible avanzar hacia una sociedad más equitativa y conectada, donde nadie quede atrás en la era digital.

Más información sobre autenticación biométrica